miércoles, 9 de enero de 2013

La educación en el Renacimiento Español



Tema 2: Historia DE LA EDUCACIÓN ESPAÑOLA


  1. La sociedad española del Renacimiento

En el Renacimiento, con la apertura comercial del Mediterráneo y América, aparece la economía monetaria y la sociedad de mercado que imponen el valor de la moneda, y se enfrenta al estado por el control de los monopolios en todos los sectores. Ello trae como consecuencias: 1) El enriquecimiento de la burguesía, el desarrollo de nuevas ciencias. 2) El incremento demográfico generan una demanda de productos alimenticias y de materias primas, lo que conlleva una transformación agraria: producción especializada, sustitución de la relación feudal por rentas censatarias y otras formas de explotación de la tierra: enfiteusis, trabajo libre asalariado y arrendamiento. 3) También se produce una superproducción de plata que genera desvalorizaciones y subidas de precio. Ello afecta a la estructura social, apareciendo numerosos proletarios que luchan contra los privilegios de la nobleza. A esto se suman epidemias y pestes.

En el plano político, se unen las dinastías de Castilla y Aragón aliados el control militar y político en la conquista del resto de los territorios peninsulares y mediterráneos. A ello se suma el uniformismo religioso pactado por el papado y asegurado por el establecimiento de la Inquisición, la reclusión en barrios y expulsión de judíos y musulmanes y la reforma órdenes religiosas de Cisneros. El poder se refuerza con el control político que supone la incorporación de los maestrazgos en las órdenes religiosas, se amplían los Consejos,  se crean salas de Contadores, se reforma el ejército y la justicia… La participación política se profundiza en el debate. Ello impulsó el pensamiento político. España representa la defensa del modelo centralista y monopolístico de los monarcas, cuya alianza con el papado se opondrá a la reforma luterana, y abanderará la reforma de Roma.

En cuanto a la filosofía, el racionalismo y el empirismo están vinculados a la intuición como única vía de acceso a la realidad. Se confianza en la razón y renueva el conocimiento de filósofos griegos en sus reflexiones sobre el hombre y la naturaleza. El hombre es estudiado en su naturaleza racional en conexión con sus fuerzas productivas (arte) y sus manifestaciones sociales (política). Predomina la tendencia neoplatónica, un renacimiento aristotélico y las escuelas morales helenístico romanas, junto al desarrollo de las ciencias físicas. La filosofía moderna supone la quiebra de la metafísica clásica y el origen de modernos sistemas filosóficos. Empieza separando las estructuras metafísicas como la de materia y forma. Los descubrimientos del nuevo mundo y los problemas económicos y políticos harán surgir a la filosofía del derecho natural, penal e internacional. A ello se añaden aportaciones de la ciencia y la técnica, los descubrimientos geográficos, la seguridad material de la economía de mercado y la agricultura, hacen renacer una nueva confianza en el hombre y en la vida. En España surge la orientación cristiana de cualquier experiencia. Resurge la escolástica y la reafirmación de la tradición medieval para fundamentar la Reforma Católica en alianza con Roma. Y se defiende la monarquía absoluta.

A nivel cultural, España recoge la influencia italiana: revalorizando la antigüedad clásica, revisando esquemas medievales, confiando en las fuerzas del hombre, afirmando el individualismo y la autonomía, y una nueva concepción del mundo. Se trata de un humanismo nuevo en el que el hombre es la máxima realización de la naturaleza y como protagonista de su historia. La lengua es fundamental para: la difusión mediante la imprenta de los saberes, ideologías y sentimientos. Renace el optimismo pedagógico que confía en alcanzar sus objetivos mediante la educación, compartiendo propuestas de Europa influidas por Erasmo, compaginadas con la religión católica, bajo un poder político aliado al poder religioso de Roma.

  1. DOCTRINAS PEDAGÓGICAS EN EL HUMANISMO HISPANO

Se establecen una serie de doctrinas basadas en la tradición cristiana, una cultura humana y laica que desemboca en el individualismo, subjetivismo, inmanencia, autonomía, pluralidad y en valores de la modernidad con una influencia italiana, buscando el individualismo por Europa, aportando España su sello peculiar.

2.1.        Características del humanismo pedagógico hispano

Religiosidad: el hombre renacentista es religioso, rechaza las formas anteriores de vivir la religión: dependientes, ascéticas, morales y excluyentes. Realiza dos reformas religiosas. En España la religión influye en la educación, imponiéndola los monarcas a través de la teología y de profesores.

Individualidad: las vivencias del hombre renacentista le hacen fijarse en la individualidad de cada persona, fundamental en las relaciones con los demás. Erasmo y Vives hablan de la individualidad de los alumnos, que se constituye en referencia a los docentes, los cuales los orientan en sus estudios y organizan sus aprendizajes. Este individualismo exige orientar hacia un pensamiento crítico y personal.

La lengua: es imprescindible para acceder a fuentes, ideas, comunicación. El currículum del humanista debe iniciarse por las lenguas, existiendo dos tipos: 1) las clásicas: que nos aproximan a las fuentes, prepara para el desempeño de la administración de la Iglesia y los estados, y es universal para viajes y negocios. 2) la vernácula: para hacer llegar las ideas a toda la sociedad. Tal es el sentido de la creación de colegios trilingües y de la Biblia Políglota Complutense (1517). Destaca los modelos del orador de Cicerón y Quintiliano base del currículum del nuevo cortesano. Y se considera al hombre completo como un literatus.

Un saber integral: el nuevo concepto del hombre orienta un nuevo proyecto educativo. El hombre da sentido a todas las cosas (antropocentrismo), lo que abunda en la estructura que presentan los clásicos. La formación filosófica y lingüística se amplía por las ciencias: positivas (matemáticas, anatomía, astrología...), prácticas (medicina, leyes…), estéticas (música, pintura, poesía…), exotéricas, respetando las religiosas (teología y Biblia), además de la moral.

Dimensión social y universal: los viajes y las aportaciones de la técnica otorgan al saber un carácter universal, en sentido enciclopédico y nivel geográfico. El saber empieza a romper las estructuras sociales, ya que los burgueses pueden acceder a sus estudios, a oficios más reconocidos y a aproximarse a otros con influencia política. La movilidad del saber alcanza la movilidad social. Eso significa que España plantea distintos niveles de formación para el pueblo.

Reformas metodológicas: se deben al antropocentrismo. Se recupera a Plutarco y Quintiliano en las prácticas metodológicas. Los aprendizajes deben graduarse y acomodarse a las facultades de los alumnos. El maestro tiene un papel destacado y se discute sobre sus capacidades y condiciones. El aprendizaje comienza a referirse a la práctica. Vuelve a  recordarse el papel determinante de la familia en los primeros años del niño. Se elaboran materiales escolares nuevos. La educación alcanza una consideración social de modo que los más egregios pensadores son demandados para escribir sobre la educación de los hijos de sus mecenas, proponen la formación del pueblo incluso en escribir cartillas y libros de formación para alumnos.

2.2.        Algunos autores destacados

A principios del siglo XIV influye en España escritos y traducciones de tendencia didáctico-moral, mostrando interés por la cultura, armas, política y poesía del Marqués de Santillana. En la misma línea, indico a continuación otros autores de la época:

Pablo de Santa María: inicia el prerrenacimiento literario en la escuela de Burgos. Dibuja el nuevo ideal de formación física, intelectual y cristiana, con influencia de Cicerón y Séneca. Propone a la retórica para la formación cortesana y al orador como representante de los aspectos científicos, estéticos, lingüísticos y éticos de la nueva humanitas.

Nebrija Es docente y publica manuales en latín y en lengua vernácula: su Arte de la Lengua Castellana, es la primera gramática al español. Se le considera como el “creador de la filosofía románica”, ya que utiliza métodos clásicos. Culmina su experiencia docente con su obra De líberis educandis y recopila textos de Jenofonte, Plutarco, Aristóteles y Quintiliano. Destaca las virtudes morales y las intelectuales del hombre. El objetivo educativo es el perfeccionamiento de la voluntad y de la inteligencia. Sus propuestas metodológicas están compuestas por 12 temas en torno a los hijos:1) De qué mujer deben ser procreados, 2) cómo se hacen más robustos sus cuerpos, 3) deben ser más alimentados por la madre que por la nodriza, 4) del cuidado de la formación de su cuerpo, 5) qué deben hacer antes de los 5 años, 6) cuándo deben empezar la formación literaria y moral, 7)cuál debe ser el educador,  8) las cualidades y tareas del educador, 9) si deben ser entregados pronto a un preceptor, 10) cuándo deben ser educados según su ingenio, 11) su deber con los maestros, 12) si han de ser enseñados en casa o en la escuela. Por otro lado, destaca la importancia de la formación y la lengua que se adquieren en los primeros años; así como a la familia y su influjo en lo físico, moral e intelectual. Considera al educador un sustituto del padre y debe reunir una formación intelectual, integridad, moral, actitud y recursos didácticos. De ellos se derivará la imitación, el respeto y obediencia a sus discípulos. Es conveniente asistir a la escuela para socializarse y prepararse para la vida pública. Constata la diferencia de ingenios en los alumnos y recomienda atenderlos, ya que hay que compensar sus lagunas.

Luis Vives: es el pensador más influyente en Europa. Realizó publicaciones de carácter enciclopédico. Reflexiona sobre el ejercicio crítico de la razón, basada en una fe madura e ilustrada, criticando  a la escolástica basada en el racionalismo religioso, moral y político. En cuanto al trabajador, considera que sus estudios han de encauzarse hacia el bien público y su comportamiento debe ser un ejemplo. Su concepto de participación democrática se cumple con la obediencia al orden social justo. Aborda aspectos económicos y sociales, la guerra y la paz, el derecho y las relaciones jurídicas, las relaciones internacionales… para establecer el principio de solidaridad, referido a bienes materiales y espirituales.  Para él, la educación debe partir del análisis de la naturaleza del hombre (cuyas funciones son memoria, entendimiento y voluntad que dan lugar a una diversidad de talentos o temperamento), y que debe conducirle a Dios que es el fin de la educación. En su tratado De anima et vita diferencia dos componentes del ingenio del alumno: genético (evolución psicofisiológica del hombre y su desarrollo cultural) y diferencial (diferencias individuales). De ellos concluye, la necesidad de que el maestro conozca las peculiaridades de cada alumno para adaptarles los estudios. Da importancia de cultivar al alumno para que adquiera disciplina, respeto, veneración y estima al maestro. Por otro lado, una formación completa e integral debe aunar los ideales de la ética socrática con los de la filosofía cristiana y desarrollar las partes integrantes del individuo y asegurar su proyección individual y social mediante el bien saber, hablar y obrar. Asimismo, establece tres etapas de formación: literaria, del pensamiento y artística, profesional y moral. Su concepción de la escuela subraya su carácter público, con diferenciación de sexos y niveles sociales. Propone construir a las afueras de las ciudades a las escuelas, con alimentos para alumnos pobres y rodeados de una población formal y recta. Señala las cualidades y funciones del buen maestro: su competencia científica, capacitación didáctica, integridad moral ejemplar y vocación. Aborda la educación femenina encaminada al conocimiento de las letras, de obligaciones familiares, tareas domésticas, lectura de libros filosóficos sobre la moral y meditación silenciosa sobre textos religiosos.

Huarte de San Juan: tiene influencia internacional. Su obra Examen de los ingenios para las ciencias parte de los sujetos que presentaban la medicina de su tiempo, destacando la diversidad de ingenios y las especialidades, ciclos y ritmos formativos que cada uno debía seguir. Por otra parte, sostiene el predomino en cada persona de la memoria, imaginación o inteligencia. Señala 3 habilidades para ser enseñado: 1) contemplación de las ideas sin juzgarlas, 2) habilidad para las reglas y consideraciones, 3) inventivos y aprender por sí mismos. Cada predominio da lugar a diversos temperamentos, teniendo también en cuenta la edad cronológica. Efectúa una orientación profesional basada en los tipos de temperamento que debe utilizar el maestro para orientar a sus alumnos y para el equilibro de la república, para ello asocia la relación de las disciplinas adaptadas a la evolución madurativa de cada temperamento y sujeto: memoria (en la infancia), razonamiento (en la adolescencia),  y entendimiento (en la juventud). Recomienda la salida del medio familiar en la adolescencia y juventud para que el nuevo ambiente motive su esfuerzo. Después de esta orientación, el maestro utiliza la mayéutica para hacer nacer del alumno sus capacidades. Señala que en la educación moral es importante el compuesto psicofísico del hombre como unidad funcional. Concluye su tratado con la eugenesia, adelantando condicionantes somáticos en la educación referidos a la higiene y crianza, y las repercusiones en el desarrollo de los temperamentos.

Antonio de Guevara aporta otra propuesta de formación del príncipe y su privado, junto con la organización de la república basada en el origen divino y popular del poder. Considera a la religión la virtud sobre las que deben condicionarse las restantes.

Lorenzo Palmireno humanista, profesor y escritor. Sus estudios de la aldea y El estudioso cortesano presentan un instrumento práctico de estudio para alcanzar su modelo pragmático de humanista que sepa salir adelante en las empresas con honestidad y éxito. También dedica unas páginas a la tarea del preceptor.

Pedro Ortiz de Ribadeneyra: abundan sus citas sobre la formación de un príncipe cristiano (Felipe II), en la que tienen lugar: la religión, la justicia, la prudencia y la fortaleza.

Pedro Simón Abril: traduce gran cantidad de obras clásicas al español y presenta a Felipe II un plan de formación en castellano para mejorar la formación de los súbditos. Critica el uso de lenguas extranjeras, la ostentación jactanciosa de algunos docentes, el no ceñirse a contenidos completos de la materia, y la obsesión de los estudiantes por alcanzar la titulación más que por su preparación. Propone adaptar las materias a las necesidades del momento, el cultivo pragmático de las ciencias instrumentales… en lengua castellana.

Otros autores son: Miguel Sabuco, Juan de Mariana y el Brocense.

  1. ESCUELAS DE GRAMÁTICA Y ESTUDIOS DE HUMANIDADES

Los studia humanitatis son los contenidos del renacimiento que conducen al ideal de sabio humanista. La enseñanza de letras era impartida por maestros particulares en tres niveles: Humanidades, Artes liberales (Trivium, Quadrivium y filosofía aristotélica) y los Estudios superiores (Teología, Cánones, Leyes y Medicina).

Las escuelas de Gramática son la principal preparación para los estudios universitarios e impartían contenidos previos para acceder a los estudios de las Artes. El nuclear de todos estaba constituido en España por la Gramática latina con las Introductiones latinae de Nebrija, el Dictionarium hispanolatinum, la lectura de textos clásicos, y con ejercicios sobre los Diálogos de Vives o los Proverbios de Erasmo. El nivel económico y social de la mayoría de los maestros se corresponde con el bajo nivel de competencia de los estudiantes españoles por debajo de las exigencias universitarias, por lo que en el extranjero se consideraba inútil al latín para los nuevos oficios. No obstante, la lengua vernácula mereció en España la dedicación de los profesores.

Algunas escuelas y colegios iniciaban a los alumnos en Retórica, Poética, Historia antigua y Filosofía Moral, como preparación de las Artes. La Poética estuvo incluida en la Retórica y Gramática hasta finales del siglo XVI. En cuanto a la historia, Jerónimo Zurita convertirá al historiador en un oficio humanista y a la historia en una disciplina dentro de las humanidades, dotándola de una preceptiva y de un enfoque secularizador, realista y crítico, analizando aspectos sociales, económicos, políticos, morales… La Filosofía Moral ocupará el mayor espacio de los estudios de la humanidad. Su contenido gira en torno a 4 virtudes humanas (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) más 8 sociales (magnanimidad, mansedumbre,  liberalidad, eutrapelia, amistad, epiqueya, y heroidicidad). Tenía como base la Ética a Nicómaco de Aristóteles.

La pluralidad de las escuelas lleva a diferencias entre ellas debidas a su origen y función.  La mayoría surgen anejas a las universidades y con la misma limitación protectora que aquellas: el mecenazgo de algún noble o rico, la administración municipal, la Iglesia y la monarquía. Así existían escuelas municipales, menores, monacales, catedralicias o seminarios y colegios de la Compañía. Otras diferencias se deben al nivel de estudios impartidos, los recursos materiales, el origen geográfico y sociocultural de los alumnos…

La institución preparatoria de estudios universitarios son las escuelas de gramática latina, con amplio número en ciudades y pueblos, contribuyendo a la expansión cultural del pueblo a las universidades. El Concilio del Trento propone una reforma espiritual en la que destaca la creación de cátedras de Teología en las catedrales y colegiatas que enseñaban gramática a los clérigos y a los estudiantes pobres, para mejorar la formación del pueblo.

Los colegios constituyen una institución intermedia entre la preparación que aportan las Escuelas de Gramática y las Facultades de Artes. Tal fue el modelo que propuso la Compañía de Jesús y que influyó en la enseñanza de Humanidades y Artes para el desarrollo de la burguesía. La Ratio Studiorum jesuítica establece tres niveles de formación: Humanidades (compuesto por tres grados de Gramática latina, Humanidades y Retórica), Filosofía y Teología. Su teología educativa rige todo el programa: instruir para saber (estudio); saber para vivir honestamente (virtud); vivir para creer, esperar y amar a Dios. De este modo perfila el modelo de humanismo cristianismo del renacimiento español.

  1. LAS UNIVERSIDADES ESPAÑOLAS EN EL RENACIMIENTO

Los estudios universitarios tenían dos niveles: uno inferior de Artes y otro inferior de Teología, Derecho, Cánones y Medicina. Tuvieron su desarrollo y esplendor de dos Universidades de Salamanca y Alcalá de Henares.

Los estudios de Artes comprendía: Gramática, Retórica, Música, Matemáticas, Lógica y Filosofía Natural.

La mayoría de ellas contaba con numerosos colegios donde acogían a alumnos de diferente origen, estamento, orden religiosa… lo que daría origen a su rango académico.

En las ciudades menores o con universidades prestigiosas próximas, el acceso a las clases medias a los grados universitarios, religiosos y seglares, así como su paso a los centros más prestigiosos, fue posible gracias a los colegios-universidades o por medio de los conventos-universidades.

Los colegios mayores llegarían a constituirse en semilleros de funcionarios en las especialidades de Derecho y Teología, lo que atraería el interés de familias nobles y de la burguesía.

Las titulaciones comprendían tres niveles: bachiller, licenciatura y doctorado. Para alcanzarlos los estudiantes debian haber cursado los 4 años, dictar 10 lecciones y superar en público preguntas de 3 o 4 miembros del tribunal sobre las materias y libros leídos, con distintos niveles de exigencia en cada grado. Tras un breve plazo, la defensa pública de una cuestión planteada por el canciller de la Universidad concluía en el grado de Doctor.

Un nuevo impulso del siglo XVI, bajo el rectorado de Fernán Pérez de Oliva, insistió en la mayor dedicación de profesores y estudiantes, en la vuelta a las fuentes originales cuya publicación y lectura se fomentó, y en los ejercicios de argumentación de preceptores y alumnos.

Entre las fuentes más leídas destacan el Antiguo y Nuevo Testamento, tratados y comentarios de Aristóteles, varias gramáticas, los tratados de Euclides y los comentarios de Tomás de Aquino.

En los años de esplendor numerosos artistas llenaban las aulas. En todo momento convivían los males endémicos: baja cualificación y salarios de los profesores, más picaresca que rendimiento en los estudiantes, rivalidades y entorpecimientos entre centros…

La Teología era la ciencia mayor. Tras las Facultades de Huesca y Salamanca, la mayor parte de centros españoles fueron erigidos en los siglos XV y XVI. También algunos colegios-universidades y conventos-universidades conferían títulos de Teología junto con los de Artes.

El liderazgo de las universidades españolas de Salamanca y Alcalá se vio imbuido de aires reformistas. Sus contenidos se distribuían en 5 cátedras: Biblia, Sentencias, Sto. Tomás, Escoto y Nominales. Las tendencias reformistas fueron capitaneadas por el Cardenal Cisneros, su sede la Universidad de Alcalá de Henares, la edición de la Biblia Políglota Complutense y la creación de colegios trilingües de hebreo, griego y latín. El objetivo era el conocimiento del mensaje divino y su medio el desarrollo de las técnicas de análisis filológicas y gramaticales. A su vez, afianzó el gusto por los estudios y lenguas clásicos, la aproximación del humanismo y la teología y la profundización en el espíritu científico. Tampoco faltó el debate de las interpretaciones de la versión hebraica y castellana a favor de Poliglota.  

La Cátedra de las Sentencias de Lombardo mantuvo su preeminencia hasta la mitad del XVI, cuando fue sustituido por la Summa del aquitanense. Constituían el manual más completo de dogma y moral, pero la reforma tridentina centró la atención sobre los temas del libre albedrío, las virtudes y sacramentos.

Las Sentencias fueron sustituidas por la Suma Teológica de Tomás de Aquino. Su espiritualidad, fundamentación bíblica y univocidad doctrinal hicieron de ella el instrumento de la reforma católica. Sus extrapolaciones a lo político, social y económico permitieron a la teología española disfrutar de su época áurea y contribuir al derecho internacional y de gentes.

Cisneros creo en Alcalá otras corrientes paralelas y de contraste como la Cátedra de Escoto que recogía la tradición franciscana. Pero la preeminencia del tomismo y dedicación de los franciscanos marcaron el declive de estas cátedras.

Similar papel innovador cumplieron las Cátedras de Nominales propuestas por  Cisneros. Su vía metodológica desligaba el pensamiento filosófico del teológico, su postura crítica, su teología positiva, y su visión realista y empirista de la investigación ayudaron al viraje de nuestras universidades a la modernidad.

Luego de dos años de estudios se accedía al título de bachiller tras las lecturas de un libro del A. Testamento y otro del Nuevo, de los 4 libros de Sentencias y la defensa de una prueba tentativa ante un tribunal. Otros dos años más de estudio sobre cuestiones de Quod Libet y una dura prueba oral y escrita de un día de duración, otorgaban la licencia docenci en cualquier universidad.

En el estudio del Derecho pervive la división medieval de Corpus Iurius Civilis  y el Corpus Iurius Canónici que representan la justificación de legitimar la autenticidad de los brazos del poder: civil y religioso. El Derecho canónico recorría recopilaciones que se habían realizado de la Iglesia: Decretum Magistri Gratiani y las Decretalium Collectiones. En 1582 se editó una recopilación global con rectificaciones de una comisión de correctores encargada por Pío IV tras Trento.

En cuanto al Derecho civil, su contenido se correspondía con la aportación de Justiniano estructurada según los viejos estudios de Bolonia: Digesto, Código, Instituta y Novelas. Las nuevas versiones del XV y los manuscritos facilitaron la uniformidad de su docencia, que estaba estructurada en torno a lecciones y relecciones para los temas de mayor interés y disputas públicas.

Eran precisos 6 años de estudio para acceder al título de bachiller y una lección breve de oratoria. La licenciatura precisaba de 5 cursos, con lecturas de mañana y tarde encomendadas a una pareja de catedráticos con prácticas forenses en las Audiencias Reales. Se culminaban con un discurso sobre el Compendio, una lectura de un capítulo elegido por el alumno entre uno de los libros del Decreto. El grado de doctor era más ceremonial y los fastos se adornaban con una breve disputa pública, elogio del candidato y discurso de agradecimiento final.

Los estudios de Medicina eran minoritarios, tenían como fuentes básicas el Arte de Hipócrates y Galeno, y el Canon de Avicena. Siempre se utilizó la versión latina contrastados con sus fuentes originales. También fueron muy usuales los compendios de Jean Fernel de París y de Luis Mercado. Con posterioridad aparecieron otras cátedras dedicadas a la anatomía, cirugía, aforismo, terapéutica particular… Los grados seguían el procedimiento habitual a otras facultades y terminaban con una tentativa o defensa pública que terminaba con las preguntas del tribunal y un discurso elegante solicitando el título. La colocación definitiva y el ejercicio profesional debían esperar a la realización de 6 meses de prácticas junto con un doctor. El carácter teórico de las enseñanzas, la metodología basada en la lectura de textos y la práctica estudiantil de trasladar expedientes sin garantías a facultades menos exigentes pusieron de manifiesto las carencias de una capacitación profesional.

En la mayoría de nuestras universidades, su amplio poder interno y la proyección social en empleos públicos no se correspondían con la calidad y el prestigio científicos. La resistencia institucional al cambio fue vencido gracias a la tenacidad de algunos humanistas, lo que se tradujo en la reforma de algunos planes de estudio y de sus contenidos. Ello facilitó el acceso de las clases medias a la cultura y a distintos estamentos de poder.

Con las salvedades de Zaragoza y Valencia, las universidades españolas inician a continuación un deterioro causado por la deficiente coordinación en la gestión, las veleidades internas de profesores y alumnos. Los colegios-universidades y conventos-universidades siguen una suerte dispar, entre los que confirman sus enseñanzas y los que agonizan entre limitaciones económicas, de profesorado y alumnado, organizativas y académicas, o por la relajación de sus exigencias y orgullo de sus integrantes.




Retórica, oratoria y dialéctica




 La retórica es el arte de bien decir, de dar al  lenguaje escrito o hablado la eficacia necesaria para deleitar, persuadir o conmover.  Podemos decir que en un sentido general, retórica es cualquier  proceso comunicativo ordenado que tenga como fin la persuasión. La retórica es la capacidad de defender por medio del discurso público una opinión propia, intentando influir así en la forma de pensar y de actuar de los demás, provocando una reflexión inducida en quien nos escucha y así construir en cabeza ajena el edificio que queremos llevar a término, para que llegue, en definitiva, a las conclusiones que previamente hemos previsto. La retórica también contempla entre sus recursos comunicativos el diseño de las argumentaciones emotivas, de las razones del corazón con el mismo objetivo persuasivo. Todo ello debe lograr presentar nuestra postura y a nosotros mismos como algo apropiado, agradable y atractivo, debiendo ser sugerentes, simpáticos y amables al presentar nuestras ideas, con el fin de que sean fácilmente aceptadas por los demás.


La oratoria es la materialización de la capacidad  persuasiva presentada por la retórica y se concreta como un género literario específico, por ejemplo, en discursos, conferencias o sermones, etc. En pocas palabras, se denomina oratoria al arte de hablar con elocuencia. La retórica es la teoría, la oratoria la aplicación de la teoría retórica en un discurso concreto. Por eso, la retórica y la oratoria no pueden separarse y han dado lugar a ciertos malentendidos terminológicos: hablar de teoría oratoria es hablar de retórica; en cambio, hablar de práctica retórica es hablar de oratoria. Así , la retórica nace de la praxis oratoria y la oratoria se enriquece con las aportaciones de la retórica.
 Al ser la dialéctica una palabra polisémica (que posee varios significados), conviene precisar que  nos referimos a ella especialmente como método  de razonamiento. Etimológicamente significa el ”arte de conversar” (del griego “día”, reciprocidad, intercambio, y “logos”, palabra, discurso, etc). Este concepto no es una invención de Marx, ni siquiera de Hegel, pues ya lo encontramos en la filosofía griega, aunque en un sentido muy distinto. En el mundo griego,  la Dialéctica era el arte de discutir y se oponía a la retórica o arte que enseñaba a hablar bien ante un auditorio.Heráclito de Éfeso expuso dos proposiciones que están en la base del pensamiento  dialéctico: 1) todo fluye constantemente, todo está en movimiento y 2) todo está formado por opuestos que siempre están en estado de tensión, de manera que cualquier forma determinada es el resultado del equilibrio entre ambas fuerzas opuestas.  Sócrates, por ejemplo, practicaba el arte de la Dialéctica (el diálogo) con sus discípulos para ayudarles a alcanzar las esencias de las cosas; en Platón se identifica con la filosofía misma, y es el método para el conocimiento de las Ideas y el descubrimiento de la Idea de Bien como fundamento de la totalidad de la realidad. La filosofía posterior utilizó esta palabra para designar las enseñanzas dirigidas al aprendizaje de la discusión, y en algunos casos se la identificó con la Lógica. En Marx, la dialéctica designa tanto el proceso peculiar con el que se desenvuelve la sociedad a lo largo de su propia historia, como el modo en que se debe pensar para captar adecuadamente dicho proceso. Finalmente, según Hegel, la dialéctica afirma que cada pensamiento, cada idea y cada situación en el mundo tiene un contrario, y que la unión con él forma un todo mayor y más complejo. Hegel siguió la tradición que procede de Heráclito (hacia el 500 a. C.),  quién veía todo como un producto de un proceso del que surge el progreso de la historia. Como ninguna situación puede continuar indefinidamente, y cada situación contiene elementos que entran en conflicto, el cambio es continuo. El proceso de cambio es la dialéctica.